Hay un escrito maravilloso de “El libro de los abrazos” de Eduardo Galeano que quisiera compartir con ustedes:
“El mundo es un mar de fueguitos, cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende...”
En estos días donde todo es tan apresurado y el tiempo no se detiene, a veces es difícil descubrir momentos nutrientes. Pero estos tiempos llegan y enseñan. La formula no es esperar, sino salir a su encuentro, para descubrir que es posible ver la vida con otros ojos. Puedo decir a través de esos ojos, que veo un gran poder en mí y en quienes están conmigo (que son parte de mí y por eso nos elegimos), al punto de lograr lo que nos proponemos con tal convencimiento, que lo logramos con solo declararlo y lo mejor de todo es que lo creemos.
Por eso es bueno mirar a los costados y ver que hay profesores que motivan con el corazón y compañeros que siempre suman, porque no saben restar y momentos que se brindan a cada instante para que podamos tomarlos y encender con ellos nuestra nueva realidad. Diego
viernes, 22 de diciembre de 2006
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